FRANCIA



Francia afronta el Mundial de 2014 con las espectativas muy bajas, dados los resultados de los últimos meses y la forma en la que logró el billete para Brasil, pero con la confianza puesta en el talento de Frank Ribéry, considerado el mejor jugador de Europa en la pasada temporada.

El jugador del Bayern de Múnich, en la carrera para ganar el Balón de Oro, aparece como el único capaz de encabezar un equipo con opciones de dar la sorpresa en Brasil, la locomotora de un conjunto que cuenta con grandes individuales pero que no ha logrado mostrar un buen juego colectivo.

Francia no cuenta ni con el respaldo de la prensa local ni con el de la afición, que considera que los actuales jugadores son herederos del ridículo que hicieron en el pasado Mundial, cuando se fueron en la primera fase en medio de escándalos de vestuario y enfrentamientos de banquillo.

Ante esa situación, Francia afronta el Mundial sin grandes alegrías y con la mirada puesta en la Eurocopa de 2016, en la que serán anfitriones, un estatus al que supieron sacar partido en esa misma competición en 1984 y en el Mundial de 1998, el único que figura en sus vitrinas.

Dirigida por Didier Deschamps, Francia no ha cosechado unos buenos números. Ha conseguido ocho victorias, cuatro empates y seis derrotas y logró la clasificación en la repesca contra Ucrania.

Lo hizo gracias a un gran partido de vuelta en la repesca en el Estadio de Francia y tras haber naufragado en Kiev. Ante la crisis surgió el mejor Deschamps, el hombre que como jugador levantó la única copa de campeón del mundo del país y la Eurocopa de 2000.

Pero el encuentro frente a Ucrania no oculta que Francia ha logrado la clasificación gracias a una gesta excepcional en el último momento. Hasta entonces, el balance de Francia era bastante mediocre, sobre todo cuando tuvo enfrente a rivales de entidad.

En ese contexto, Ribéry parece el único capaz de superar el gris y liderar una joven generación que llega pero que todavía no ha mostrado todo su talento en la selección.

Son nombres como el defensor del Real Madrid Raphael Varane o el mediocampista de la Juventus de Turín Paul Progba, cada vez más asentados en el once de Deschamps, pero que todavía no aparecen como capaces de conducir al equipo a grandes hazañas.

Estos jugadores, que bordean la veintena, combinan con veteranos como Patrick Evra o Éric Abidal y jugadores de la generación de Ribéry, como el delantero Karim Benzema.

Considerado durante años como la punta de lanza de la Francia que debía tomar el relevo de la de Zinedine Zidane, el atacante del Madrid no ha dado el paso de liderazgo que se esperaba de él.

Pese a ser el máximo goleador francés en activo, Benzema ha visto su cota bajar en los últimos meses, sin duda a causa de una prolongada sequía goleadora que le llevó a estar 1.222 minutos sin anotar.

Su puesto de titular, indiscutible en los primeros años de Deschamps en el banquillo, está ahora amenazado por Olivier Giroud, un atacante de corte diferente pero que ha mostrado más eficacia de cara al gol.

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